Y ahora, las operadoras de telefonía también venden seguros.

En los últimos años, un número importante de grandes empresas ha entendido que no sale a cuenta esto de pelearse con la competencia para aumentar su cuota de mercado.

Si, además, a esto le añadimos la máxima de que es más caro conseguir un cliente nuevo que retenerlo, ya tenemos el caldo de cultivo ideal para que las citadas empresas se decidan a implementar una estrategia dirigida a aumentar el «ticket medio» o, lo que es lo mismo, incrementar el valor promedio de lo que se gastan sus clientes.

Esto lo maneja muy bien la banca desde hace tiempo. Bajo las premisas anteriores hemos visto cómo las entidades bancarias se han lanzado a la comercialización de todo tipo de seguros, hasta el punto de que ya no hay banco que no haya establecido algún tipo de acuerdo de colaboración con una aseguradora para comercializar, directa o indirectamente, sus productos.

Esto ha supuesto que las entidades bancarias ejerzan un nuevo punto de presión en los objetivos de negocio establecidos a sus sucursales y, por tanto, a sus clientes.

Es una realidad que esta estrategia ha mejorado la cuenta de resultados de los bancos pero, por otro lado, también ha arrastrado  a muchos empleados de la banca, obligados a seguir las directrices marcadas por su entidad, a las malas prácticas, como por ejemplo, establecer como «normal» la (mala) costumbre de vincular la concesión de un préstamo o la eliminación de los gastos de mantenimientos de la cuenta corriente a la contratación de varias pólizas de seguros.

¡Nada nuevo!

Pero inmersos en esta batalla, que va en contra de los derechos de los consumidores y del ejercicio de la profesión de mediador de seguros, ahora llegan las operadores de telefonía que, siguiendo el mismo criterio, están poniendo en marcha campañas dirigidas a aumentar el «ticket medio» de cada cliente. Dicho en plata, el objetivo es aumentar el gasto de cada cliente a base de venderle nuevos productos, aunque no tengan nada que ver con los productos o servicios para los que se constituyó inicialmente la empresa.

Por supuesto, esta oferta se realizará a través de un call center que se encargará de llamar masivamente a sus clientes comentando las bondades de contratar, además de los gigas de su conexión a internet, el seguro de su casa o una cobertura médica para los integrantes de la unidad familiar.

Por supuesto, el cliente podrá conseguir más canales de TV, un móvil gratis o 3 meses de suscripción para ver la «champion» a cambio de contratar un seguro. No importa cuál, ni si es el más adecuado para sus necesidades, la cuestión es aumentar el ticket medio.

Una vez más, asistimos a la banalización de la contratación de los seguros.

No importa que estemos hablando de algo tan importante como la protección del patrimonio de una persona, conseguido a lo largo de una vida de duro trabajo, de disponer de una asistencia médica adecuada en función a la situación personal o familiar del cliente o de las prestaciones necesarias en el caso de sufrir un accidente que le impida trabajar. 

Para estas empresas lo que importa es que sus clientes aumenten su gasto progresivamente y, para ello, no dudarán en utilizar personas que no disponen ni de los conocimientos ni de la formación necesaria para llevarla a cabo.

Desde CIAC queremos recordar a los consumidores que el corredor de seguros es la única figura reconocida por la administración para ofrecer un asesoramiento profesional independiente y de calidad en la mediación de seguros ya que , como decíamos antes, la contratación de un seguro para proteger nuestro patrimonio o  el bienestar de la familia es algo demasiado importante como para dejarlo en manos de profesionales.

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